El Siglo XIX: Romanticismo

Contexto social y cultural Siglo XIX

  • Revolución liderada por la libertad, tal y como reflejó Delacroix en su emblemático cuadro, «La libertad guiando al pueblo» que abarca todos los niveles.
  • Tres grandes revoluciones impulsarán un nuevo orden social:
    • Revolución industrial => tiene como consecuencia de la consolidación de las nuevas clases: El proletariado urbano y la burguesía industrial.
    • Revolución americana(Declaración de Independencia en 1776)
    • Revolución francesa (1789)
  • El Romanticismo implica el fin del orden clásico con su dominio de la monarquía absoluta, la razón y la regla y la instauración de la democracia, la libertad y la voluntad individual.
  • Nuevas actitudes vitales e intelectuales:
    • Oposición al racionalismo llevado al extremo de la ilustración.
    • Kant: En su Crítica a la razón pura (1781)=> El sujeto como la fuente que construye el conocimiento del objeto. Subjetivismo: importancia del individuo en la interpretación de la realidad. Llega a su máxima expresión con el idealismo de Hegel.
    • En Alemania: Goethe => Tras una primera etapa neoclasicista, plasma en su novela Werther las consecuencias de «el mal de fin de siglo», personaje romántico por antonomasia. Fausto: obra en la que un hombre vende su alma al diablo.
    • En Inglaterra: Wordsworth y Coleridge en sus Baladas líricas: interés por la tradición medieval y la naturaleza en estado salvaje.
    • En Francia: Chanteubriand y Victor Hugo: asentamiento y éxito del teatro Romántico.

Contexto histórico en España:

  • Fechas clave del siglo XIX en España:
    • 1808-1812: Guerra de independencia
    • 1813: Fernando VII restaura el sistema absolutista y deroga la Constitución de Cádiz. Exilio de muchos intelectuales.
    • 1843: Se inicia el reinado de Isabel II. Moderados vs. progresistas.
    • 1868: Revolución de la Gloriosa y 1ª República en 1873.
    • 1875: Restauración de los borbones. Alfonso XII
    • 1898: El gran desastre de Cuba, pérdida de las últimas colonias.
  • Constante durante el siglo XIX: enfrentamientos entre moderados, que querían preservar los valores del Antiguo Régimen, y liberales, partidarios de la renovación de las estructuras sociales.
  • El análisis crítico de la realidad hace surgir nuevas corrientes científicas y filosóficas: positivismo, materialismo, darwinismo, mendelismo…
  • Transición de sensibilidad rebelde y romántica a la realista y crítica => positivismo: el único conocimiento verdadero es el científico.

Literatura romántica

  • El Romanticismo busca romper con los convencionalismos y las reglas establecidas, persigue la libertad formal y la expresión subjetiva de las emociones.
    • Polimetría: uso de versos de diferentes medidas; mezcla de géneros y estilos.
    • Utilización del «yo poético» para desarrollar subjetividad del creador.
    • «Yo» atormentado, en contradicción constante con
  • Temas románticos:
    • Naturaleza poderosa y salvaje.
    • Sentimientos llevados al extremo.
      • Amor desatado, furioso y ciego=> liberación del sentimiento y la pasión.
      • Melancolía ante la imposibilidad de satisfacer ideales amorosos.
      • Mujer: ángel de amor o demonio perverso y vengativo.
      • La vida desde una perspectiva negativa. El alma romántica es un alma atormentada y triste, en busca de un ideal inalcanzable. El pesimismo lo envuelve todo, provocando el mal del siglo.
      • La muerte: la gran libertadora. (Werther-> Larra)
    • La fantasía: Al romperse los límites con la realidad concreta = interés por misterio y lo sobrenatural: sueños, visiones y todo lo que refleje el conocimiento no racional.
    • La historia nacional: cobra fuerza la conciencia nacionalista: reivindicación de lo diferente/lo único. Regionalismo: Cataluña, País Vasco y Galicia: revalorización de sus lenguas/culturas.

https://www.20minutos.es/noticia/458828/0/larra/romantico/desamor/

José de Espronceda (1808-1842)

Biografía resumida

  • Su ideología liberal lo obliga a exiliarse en Alemania, Francia, Inglaterra…
  • Vida intensa y apasionada: fue periodista, revolucionario y enemigo del reinado absolutista de Fernando VII, parlamentario en las Cortes Generales de 1842.
  • Vivió una profunda historia de amor con Teresa Mancha, casada por imposición paterna con otro hombre.

Características

  • Poeta de la libertad: tema predominante en su obra.
  • Polimetría, grandilocuencia, pomposidad, ímpetu, dramatismo, mezcla de géneros, caracterización romántica de personajes como Félix de Montemar.
  • Poemas breves: «La Canción del Pirata», «Himno al sol», «A la muerte de Torrijos», «Canción de la muerte» y poemas largos: «El Diablo Mundo».»
  • Poesía narrativa: «El Estudiante de Salamanca.»

Selección obra poética:

Autor:Antonio Gisbert (1887). El lienzo representa el fusilamiento del general Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga. El general José María de Torrijos y Uriarte (1791-1831) que llegó a ser capitán general de Valencia, mariscal de campo y ministro de la Guerra durante el Trienio Liberal (1820-1823). Tras la vuelta al absolutismo, se sublevó y fue víctima de una emboscada preparada por el gobernador de Málaga, Vicente González Moreno, quien le había asegurado el triunfo de la rebelión. El día 11 de diciembre de 1831, a las once y media de la mañana, y sin juicio previo, el general Torrijos y 48 de sus compañeros fueron fusilados en las playas de Málaga. Está considerada una obra maestra de la pintura histórica del siglo XIX español y fue encargada en 1886 directamente por el Gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta (1825-1903), durante la regencia de la reina María Cristina de Austria, como ejemplo de la defensa de las libertades para las futuras generaciones.
A la muerte de Torrijos
Helos allí: junto a la mar bravía
cadáveres están, ¡ay!, los que fueron
honra del libre, y con su muerte dieron
almas al cielo, a España nombradía.

Ansia de patria y libertad henchía
sus nobles pechos que jamás temieron,
y las costas de Málaga los vieron
cual sol de gloria en desdichado día.

Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores,

Y los viles tiranos, con espanto,
siempre delante amenazando vean
alzarse sus espectros vengadores.

Canción de la muerte
Débil mortal no te asuste
mi oscuridad ni mi nombre;
en mi seno encuentra el hombre
un término a su pesar.
Yo, compasiva, te ofrezco
lejos del mundo un asilo,
donde a mi sombra tranquilo
para siempre duerma en paz.

Isla yo soy del reposo
en medio el mar de la vida,
y el marinero allí olvida
la tormenta que pasó;
allí convidan al sueño
aguas puras sin murmullo,
allí se duerme al arrullo
de una brisa sin rumor.

Soy melancólico sauce
que su ramaje doliente
inclina sobre la frente
que arrugara el padecer,
y aduerme al hombre, y sus sienes
con fresco jugo rocía
mientras el ala sombría
bate el olvido sobre él.

Soy la virgen misteriosa
de los últimos amores,
y ofrezco un lecho de flores,
sin espina ni dolor,
y amante doy mi cariño
sin vanidad ni falsía;
no doy placer ni alegría,
más es eterno mi amor.

En mi la ciencia enmudece,
en mi concluye la duda
y árida, clara, desnuda,
enseño yo la verdad;
y de la vida y la muerte
al sabio muestro el arcano
cuando al fin abre mi mano
la puerta a la eternidad.

Ven y tu ardiente cabeza
entre mis manos reposa;
tu sueño, madre amorosa;
eterno regalaré;
ven y yace para siempre
en blanca cama mullida,
donde el silencio convida
al reposo y al no ser.

Deja que inquieten al hombre
que loco al mundo se lanza;
mentiras de la esperanza,
recuerdos del bien que huyó;
mentiras son sus amores,
mentiras son sus victorias,
y son mentiras sus glorias,
y mentira su ilusión.

Cierre mi mano piadosa
tus ojos al blanco sueño,
y empape suave beleño
tus lágrimas de dolor.
Yo calmaré tu quebranto
y tus dolientes gemidos,
apagando los latidos
de tu herido corazón.

El Diablo Mundo : Poema fantástico interrumpido en el séptimo canto por la muerte de su autor. Corresponde a su etapa final y es probablemente su obra más compleja y ambiciosa, en la que demuestra una visión dolorosa e irónica del mundo, dominado por el mal. Fuentes fundamentales: Fausto de Goethe y la ironía byroniana, a las que cabe añadir el Cándido de Voltaire y La vida es sueño de Calderón de la Barca.

Después un preludio confiado a voces que invitan a seguir las diferentes vías del espíritu y de la materia, el Poeta, convertido en personaje del poema, introduce en el primer canto a su protagonista, un viejo desilusionado que ha consumido su vida. Mientras resume su amarga existencia, en las tinieblas de la habitación se levanta el fantasma de la Muerte, que lo lisonjea y lo invita. Aparece entonces la Vida, a cuyos brazos tiende el viejo los suyos, de los que recibe la inmortalidad convertido en un joven Adán inocente

Canto I

   Sobre una mesa de pintado pino		
melancólica luz lanza un quinqué,		
y un cuarto ni lujoso ni mezquino		
a su reflejo pálido se ve.		
Suenan las doce en el reloj vecino	 5	
y el libro cierra que anhelante lee		
un hombre ya caduco, y cuenta atento		
de cansado reloj el golpe lento.		
   Carga después sobre la diestra mano		
la ya rugosa y abrumada frente,	 10	
y un pensamiento fúnebre, tirano,		
fija y domina, al parecer, su mente.		
Borrarlo intenta en su ansiedad en vano;		
vuelve a leer, y en tanto, que obediente		
se somete su vista a su porfía	 15	
lánzase a otra región su fantasía.		
   «¡Todo es mentira y vanidad, locura!»		
Con sonrisa sarcástica exclamó;		
y en la silla tomando otra postura,		
de golpe el libro y con desdén cerró.	 20	
Lóbrega tempestad su frente oscura		
en remolinos densos anubló;		
y los áridos ojos quemó luego		
una sangrienta lágrima de fuego.		
   «¡Ay!, para siempre, dijo, la ufanía.	 25	
¡Pasó ya de la hermosa juventud,		
la música del alma y melodía,		
los sueños de entusiasmo y de virtud...!		
Pasaron, ¡ay!, las horas de alegría.		
Y abre su seno hambriento el ataúd,	 30	
y único porvenir, sola esperanza.		
La muerte, a pasos de gigante avanza.		
   »¿Qué es el hombre? Un misterio. ¿Qué es la vida?		
¡Un misterio también...! Corren los años		
su rápida carrera, y escondida	 35	
la vejez llega envuelta en sus engaños.

El estudiante de Salamanca

  • Poema narrativo de 1.704 versos de José de Espronceda cuya versión completa se publicó en 1840. Su argumento es sencillo e incluye el mito de Don Juan Tenorio y motivos románticos como la locura de la protagonista, la impresionante ronda espectral, la visión del propio entierro y la mujer transformada en esqueleto.
  • Novedades: el uso arriesgado de los versos, la mezcla de géneros y un protagonista cínico y rebelde. En su momento el poema trasgredió los cánones estéticos.
  • Estructura:
    • La primera parte es un prólogo- presentación del protagonista, Don Félix de Montemar.
    • En la segunda parte el lector asiste a las quejas de amor de Elvira, una muchacha que como muchas otras cayó en el engaño de don Félix. Usando sus artimañas de seductor, le prometió que si se entregaba a él sería su esposo, sin embargo, una vez consiguió lo que quería huyó dejando a Elvira. Finalmente, Elvira acabará muriendo de amor por el protagonista dejando una carta.
    • La tercera parte nos introduce una partida de cartas entre cinco jugadores. Entrará en escena don Félix de Montemar, quien no dudará en vender objetos que probablemente eran de Elvira (un collar y un retrato) para poder jugar una partida. Durante el transcurso del juego, aparecerá otro personaje, Don Diego, hermano de doña Elvira que viene a vengarla.
    • La cuarta parte se inicia con el duelo entre don Felix y don Diego, donde este último muere. Andará vagando por las calles hasta que se encuentre al espectro de una mujer cubierta con un velo. Como buen don Juan, iniciará su conquista intentando averiguar quién es la mujer, y acabará siguiéndola por un paseo que simbólicamente puede ser el paseo hacia el más allá, pues el personaje verá cómo todo a su alrededor cambia (nos transporta a lugares donde los fantasmas y las ánimas caminan sin rumbo). Finalmente llegarán al cementerio de Salamanca donde don Félix asistirá a su propio entierro. A pesar de todo lo descrito, don Félix mantendrá su actitud altanera sin dejarse impresionar, dando a entender que si eso es obra de Dios o del Diablo, prefiere enfrentarse a este segundo.
Parte primera
Sus fueros, sus bríos,
sus premáticas, su voluntad.
Don Quijote- Parte primera.	               


   Era más de media noche,		
antiguas historias cuentan,		
cuando en sueño y en silencio		
lóbrego envuelta la tierra,		
los vivos muertos parecen,	 5	
los muertos la tumba dejan.		
Era la hora en que acaso		
temerosas voces suenan		
informes, en que se escuchan		
tácitas pisadas huecas,	 10	
y pavorosas fantasmas		
entre las densas tinieblas		
vagan, y aúllan los perros		
amedrentados al verlas:		
En que tal vez la campana	 15	
de alguna arruinada iglesia		
da misteriosos sonidos		
de maldición y anatema,		
que los sábados convoca		
a las brujas a su fiesta.	 20	
El cielo estaba sombrío,		
no vislumbraba una estrella,		
silbaba lúgubre el viento,		
y allá en el aire, cual negras		
fantasmas, se dibujaban	 25	
las torres de las iglesias,		
y del gótico castillo		
las altísimas almenas,		
donde canta o reza acaso		
temeroso el centinela.	 30	
Todo en fin a media noche		
reposaba, y tumba era		
de sus dormidos vivientes		
la antigua ciudad que riega		
el Tormes, fecundo río,	 35	
nombrado de los poetas,		
la famosa Salamanca,		
insigne en armas y letras,		
patria de ilustres varones,		
noble archivo de las ciencias.	 40	
Súbito rumor de espadas		
cruje y un ¡ay! se escuchó;		
un ay moribundo, un ay		
que penetra el corazón,		
que hasta los tuétanos hiela	 45	
y da al que lo oyó temblor.		
Un ¡ay! de alguno que al mundo		
pronuncia el último adiós.		

       El ruido		
       cesó,	 50	
       un hombre		
       pasó		
       embozado,		
       y el sombrero		
       recatado	 55	
       a los ojos		
       se caló.		
       Se desliza		
       y atraviesa		
       junto al muro	 60	
       de una iglesia		
       y en la sombra		
       se perdió.		

    Una calle estrecha y alta,		
la calle del Ataúd	 65	
cual si de negro crespón		
lóbrego eterno capuz		
la vistiera, siempre oscura		
y de noche sin más luz		
que la lámpara que alumbra	 70	
una imagen de Jesús,		
atraviesa el embozado		
la espada en la mano aún,		
que lanzó vivo reflejo		
al pasar frente a la cruz.	 75	

    Cual suele la luna tras lóbrega nube		
con franjas de plata bordarla en redor,		
y luego si el viento la agita, la sube		
disuelta a los aires en blanco vapor:		

   Así vaga sombra de luz y de nieblas,	 80	
mística y aérea dudosa visión,		
ya brilla, o la esconden las densas tinieblas		
cual dulce esperanza, cual vana ilusión.		

    La calle sombría, la noche ya entrada,		
la lámpara triste ya pronta a expirar,	 85	
que a veces alumbra la imagen sagrada		
y a veces se esconde la sombra a aumentar.		

   El vago fantasma que acaso aparece,		
y acaso se acerca con rápido pie,		
y acaso en las sombras tal vez desparece,	 90	
cual ánima en pena del hombre que fue,		

   al más temerario corazón de acero		
recelo inspirara, pusiera pavor;		
al más maldiciente feroz bandolero		
el rezo a los labios trajera el temor.	 95	

   Mas no al embozado, que aún sangre su espada		
destila, el fantasma terror infundió,		
y, el arma en la mano con fuerza empuñada,		
osado a su encuentro despacio avanzó.		

    Segundo don Juan Tenorio,	 100	
alma fiera e insolente,		
irreligioso y valiente,		
altanero y reñidor:		
   Siempre el insulto en los ojos,		
en los labios la ironía,	 105	
nada teme y toda fía		
de su espada y su valor.		

   Corazón gastado, mofa		
de la mujer que corteja,		
y, hoy despreciándola, deja	 110	
la que ayer se le rindió.		
   Ni el porvenir temió nunca,		
ni recuerda en lo pasado		
la mujer que ha abandonado,		
ni el dinero que perdió.	 115	

    Ni vio el fantasma entre sueños		
del que mató en desafío,		
ni turbó jamás su brío		
recelosa previsión.		
   Siempre en lances y en amores,	 120	
siempre en báquicas orgías,		
mezcla en palabras impías		
un chiste y una maldición.		

    En Salamanca famoso		
por su vida y buen talante,	 125	
al atrevido estudiante		
le señalan entre mil;		
    fuero le da su osadía,		
le disculpa su riqueza,		
su generosa nobleza,	 130	
su hermosura varonil.		

   Que en su arrogancia y sus vicios,		
caballeresca apostura,		
agilidad y bravura		
ninguno alcanza a igualar:	 135	
    Que hasta en sus crímenes mismos,		
en su impiedad y altiveza,		
pone un sello de grandeza		
don Félix de Montemar.		

    Bella y más segura que el azul del cielo	 140	
con dulces ojos lánguidos y hermosos,		
donde acaso el amor brilló entre el velo		
del pudor que los cubre candorosos;		
tímida estrella que refleja al suelo		
rayos de luz brillantes y dudosos,	 145	
ángel puro de amor que amor inspira,		
fue la inocente y desdichada Elvira.

Cuarta parte
    Cruzan tristes calles,		
      plazas solitarias,		
      arruinados muros,		
      donde sus plegarias		
      y falsos conjuros,	 255	
      en la misteriosa		
      noche borrascosa,		
      maldecida bruja		
      con ronca voz canta,		
      y de los sepulcros	 260	
      los muertos levanta.		
      Y suenan los ecos		
      de sus pasos huecos		
      en la soledad;		
      mientras en silencio	 265	
      yace la ciudad,		
      y en lúgubre son		
      arrulla su sueño		
      bramando Aquilón.		

    Y una calle y otra cruzan,	 270	
y más allá y más allá:		
ni tiene término el viaje,		
ni nunca dejan de andar,		
y atraviesan, pasan, vuelven,		
cien calles quedando atrás,	 275	
y paso tras paso siguen,		
y siempre adelante van;		
y a confundirse ya empieza		
y a perderse Montemar,		
que ni sabe a dó camina,	 280	
ni acierta ya dónde está;		
y otras calles, otras plazas		
recorre y otra ciudad,		
y ve fantásticas torres		
de su eterno pedestal	 285	
arrancarse, y sus macizas		
negras masas caminar,		
apoyándose en sus ángulos		
que en la tierra, en desigual,		
perezoso tronco fijan;	 290	
y a su monótono andar,		
las campanas sacudidas		
misteriosos dobles dan;		
mientras en danzas grotescas		
y al estruendo funeral	 295	
en derredor cien espectros		
danzan con torpe compás:		
y las veletas sus frentes		
bajan ante él al pasar,		
los espectros le saludan,	 300	
y en cien lenguas de metal,		
oye su nombre en los ecos		
de las campanas sonar.		

    Mas luego cesa el estrépito,		
y en silencio, en muda paz	 305	
todo queda, y desaparece		
de súbito la ciudad:		
palacios, templos, se cambian		
en campos de soledad,		
y en un yermo y silencioso	 310	
melancólico arenal,		
sin luz, sin aire, sin cielo,		
perdido en la inmensidad,		
tal vez piensa que camina,		
sin poder parar jamás,	 315	
de extraño empuje llevado		
con precipitado afán;		
entretanto que su guía		
delante de él sin hablar,		
sigue misterioso, y sigue	 320	
con paso rápido, y ya		
se remonta ante sus ojos		
en alas del huracán,		
visión sublime, y su frente		
ve fosfórica brillar,	 325	
entre lívidos relámpagos		
en la densa oscuridad,		
sierpes de luz, luminosos		
engendros del vendaval;		
y cuando duda si duerme,	 330	
si tal vez sueña o está		
loco, si es tanto prodigio,		
tanto delirio verdad,		
otra vez en Salamanca		
súbito vuélvese a hallar,	 335	
distingue los edificios,		
reconoce en dónde está,		
y en su delirante vértigo		
al vino vuelve a culpar,		
y jura, y siguen andando	 340	
ella delante, él detrás.		

   «¡Vive Dios!, dice entre sí,		
o Satanás se chancea,		
o no debo estar en mí		
o el málaga que bebí	 345	
en mi cabeza aún humea.		

   »Sombras, fantasmas, visiones...		
Dale con tocar a muerto		
y en revueltas confusiones,		
danzando estos torreones	 350	
al compás de tal concierto.		

   »Y el juicio voy a perder		
entre tantas maravillas,		
que estas torres llegué a ver,		
como mulas de alquiler,	 355	
andando con campanillas.		

   »¿Y esta mujer quién será?		
Mas si es el diablo en persona,		
¿a mí qué diantre me da?		
Y más que el traje en que va	 360	
en esta ocasión, le abona.		

   »Noble señora, imagino		
que sois nueva en el lugar:		
andar así es desatino;		
o habéis perdido el camino,	 365	
o esto es andar por andar.		

   »Ha dado en no responder,		
que es la más rara locura		
que puede hallarse en mujer,		
y en que yo la he de querer	 370	
por su paso de andadura».		

   En tanto don Félix a tientas seguía,		
delante camina la blanca visión,		
triplica su espanto la noche sombría,		
sus hórridos gritos redobla Aquilón.	 375	

   Rechinan girando las férreas veletas,		
crujir de cadenas se escucha sonar,		
las altas campanas, por el viento inquietas		
pausados sonidos en las torres dan.		

   Rüido de pasos de gente que viene	 380	
a compás marchando con sordo rumor,		
y de tiempo en tiempo su marcha detiene,		
y rezar parece en confuso son.		

   Llegó de don Félix luego a los oídos,		
y luego cien luces a lo lejos vio,	 385	
y luego en hileras largas divididos,		
vio que murmurando con lúgubre voz,		

    enlutados bultos andando venían;		
y luego más cerca con asombro ve,		
que un féretro en medio y en hombros traían	 390	
y dos cuerpos muertos tendidos en él.		

   Las luces, la hora, la noche, profundo,		
infernal arcano parece encubrir.		
Cuando en hondo sueño yace muerto el mundo,		
cuando todo anuncia que habrá de morir	 395	

   al hombre, que loco la recia tormenta		
corrió de la vida, del viento a merced,		
cuando una voz triste las horas le cuenta,		
y en lodo sus pompas convertidas ve,		

   forzoso es que tenga de diamante el alma	 400	
quien no sienta el pecho de horror palpitar,		
quien como don Félix, con serena calma		
ni en Dios ni en el diablo se ponga a pensar.		

   Así en tardos pasos, todos murmurando,		
el lúgubre entierro ya cerca llegó,	 405	
y la blanca dama devota rezando,		
entrambas rodillas en tierra dobló.		

   Calado el sombrero y en pie, indiferente		
el féretro mira don Félix pasar,		
y al paso pregunta con su aire insolente	 410	
los nombres de aquellos que al sepulcro van.		

   Mas ¡cuál su sorpresa, su asombro cuál fuera,		
cuando horrorizado con espanto ve		
que el uno don Diego de Pastrana era,		
y el otro, ¡Dios santo!, y el otro era él...!	 415	

   Él mismo, su imagen, su misma figura,		
su mismo semblante, que él mismo era en fin:		
y duda y se palpa y fría pavura		
un punto en sus venas sintió discurrir.		

   Al fin era hombre, y un punto temblaron	 420	
los nervios del hombre, y un punto temió;		
mas pronto su antigua vigor recobraron,		
pronto su fiereza volvió al corazón.		

   -Lo que es, dijo, por Pastrana,		
bien pensado está el entierro;	 425	
mas es diligencia vana		
enterrarme a mí, y mañana		
me he de quejar de este yerro.		

   Diga, señor enlutado,		
¿a quién llevan a enterrar?	 430	
-Al estudiante endiablado		
don Félix de Montemar»-,		
respondió el encapuchado.

Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

Biografía

  • Gustavo Adolfo Bécquer nació en el año 1836 en Sevilla. A los cinco años murió su padre, y cuanto tenía once años murió su madre.
  • Su tío, un famoso pintor sevillano, educa a su hermano Valeriano y a él en el arte de la pintura. Gustavo Adolfo se decantaría por la literatura, aunque también era buen dibujante.
Uno de sus dibujos de la serie Les morts pour rire: Bizarreries.
  • Decide viajar a Madrid para dedicarse a las letras, y trabaja en una obra llamada Historia de los templos de España que fue un fracaso. Escribe poemas y textos en periódicos, además de artículos y noticias.
  • En 1851 conoce a Julia Espín, cantante de ópera que será su musa e inspiración para sus Rimas. Esta le rechazará y se casará con el ministro de hacienda.
  • El año 1861 se casó por conveniencia con Casta Esteban. Ella era la hija de un médico que trataba la enfermedad venérea que sufría Bécquer, la sífilis. No tuvieron muy buena relación y se acabaron divorciando.
  • En el año 1864 consigue un cargo importante y muy bien pagado: censor oficial de novelas. Ese trabajo le daba tiempo libre para dedicarse a escribir sus Rimas y leyendas, pero con la revolución de la Gloriosa del año 1868 perdió su trabajo y sus poemas se perderán en los disturbios, y tendrá que reescribirlos.
  • Después de eso se mudó a Toledo para vivir con su hermano Valeriano, donde consiguió ser el director de la revista “La Ilustración de Madrid”.
  • En septiembre del año 1870 su hermano Valeriano muere, y pocos meses después, el 22 de diciembre, Bécquer también muere, tras una nueva recaída de su enfermedad.
Gustavo Adolfo Bécquer en su lecho de muerte, de Vicente Palmaroli

Características

  • Bécquer solo publicó quince rimas durante toda su vida. A su muerte un grupo de amigos publica su obra poética en El libro de los gorriones: 79 poemas=> Meditación íntima sobre la creación poética, el amor y la muerte.
  • Bécquer se separa del estilo grandilocuente y pomposo romántico. Busca un lirismo sencillo de formas y que logre plasmar de la forma más pura posible el sentimiento y el mundo íntimo del poeta. Junto a Rosalía se le considera iniciador de la poesía moderna.
  • Basa sus poemas en la plasmación de imágenes que dibujan su estado anímico. «La poesía más humana del Romanticismo español» (Manuel Altolaguirre)
  • Identifica a la poesía con la mujer: «Poesía eres tú». En sus primeras rimas amorosas, expresa enamoramiento y fascinación por la amada. Progresivamente, irá plasmando su visión desengañada del amor como algo irreal e inalcanzable.
  • Su idea de la lírica la expuso en la reseña que hizo del libro de su amigo Augusto Ferrán La soledad:

Hay una poesía magnífica y sonora; una poesía hija de la meditación y el arte, que se engalana con todas las pompas de la lengua que se mueve con una cadenciosa majestad, habla a la imaginación, completa sus cuadros y la conduce a su antojo por un sendero desconocido, seduciéndola con su armonía y su hermosura. Hay otra, natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye; y desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre, despierta, con una que las toca, las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía.(…) La una es el fruto divino de la unión del arte y de la fantasía. La otra es la centella inflamada que brota al choque del sentimiento y la pasión. Las poesías de este libro pertenecen al último de los dos géneros, porque son populares, y la poesía popular es la síntesis de la poesía.

  • En sus Leyendas, Bécquer inaugura la prosa poética. La narración se convierte en un pretexto para dar salida a lo sentimental y lo poético.

Selección Rimas:

RIMA I 
Yo sé de un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.

Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

Pero en vano es escuchar; que no hay cifra
capaz de encerrarlo, y apenas ¡oh, hermosa!
Si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, contártelo a solas.

- II -

Saeta que voladora		
cruza, arrojada al azar,		
sin adivinarse dónde		
temblando se clavará;		

   hoja que del árbol seca		
arrebata el vendaval,		
sin que nadie acierte el surco		
donde a caer volverá;		

   gigante ola que el viento		
riza y empuja en el mar,		
y rueda y pasa, y no sabe		
qué playas buscando va;		

   luz que en cercos temblorosos		
brilla, próxima a expirar,		
ignorándose cuál de ellos		
el último brillará;		

   eso soy yo, que al acaso		
cruzo el mundo, sin pensar		
de dónde vengo ni a dónde		
mis pasos me llevarán.		

- III -

 Sacudimiento extraño		
que agita las ideas,		
como el huracán empuja		
las olas en tropel;		

    murmullo que en el alma		
se eleva y va creciendo,		
como volcán que sordo		
anuncia que va a arder;		

   deformes siluetas		
de seres imposibles;		
paisajes que aparecen		
como a través de un tul;		

   colores, que fundiéndose		
remedan en el aire		
los átomos del iris,		
que nadan en la luz;		

   ideas sin palabras,		
palabras sin sentido;		
cadencias que no tienen		
ni ritmo ni compás;		

   memorias y deseo		
de cosas que no existen;		
accesos de alegría,		
impulsos de llorar;		

   actividad nerviosa		
que no halla en qué emplearse;		
sin rienda que lo guíe		
caballo volador;		

   locura que el espíritu		
exalta y enardece;		
embriaguez divina		
del genio creador...		
   ¡Tal es la inspiración!		


   Gigante voz que el caos		
ordena en el cerebro,		
y entre las sombras hace		
la luz aparecer;		

    brillante rienda de oro		
que poderosa enfrena		
de la exaltada mente		
el volador corcel;		

   hilo de luz que en haces		
los pensamientos ata;		
sol que las nubes rompe		
y toca en el cenit;		

   inteligente mano		
que en un collar de perlas		
consigue las indóciles		
palabras reunir;		

   armonioso ritmo		
que con cadencia y número		
las fugitivas notas		
encierra en el compás;		

   cincel que el bloque muerde		
la estatua modelando,		
y la belleza plástica		
añade a la ideal;		

   atmósfera en que giran		
con orden las ideas,		
cual átomos que agrupa		
recóndita atracción		

   raudal en cuyas ondas		
su sed la fiebre apaga;		
oasis que al espíritu		
devuelve su vigor...		

   ¡Tal es nuestra razón!		
Con ambas siempre lucha		
y de ambas vencedor,		
tan sólo el genio puede		
a un yugo atar las dos.		


- IV -

No digáis que agotado su tesoro,		
de asuntos falta, enmudeció la lira;		
podrá no haber poetas; pero siempre		
      habrá poesía.		

Mientras las ondas de la luz al beso		
       palpiten encendidas;		
mientras el sol las desgarradas nubes		
      de fuego y oro vista;		

mientras el aire en su regazo lleve		
      perfumes y armonías;		
mientras haya en el mundo primavera,		
       ¡habrá poesía!		

Mientras la ciencia a descubrir no alcance		
       las fuentes de la vida,		
y en el mar o en el cielo haya un abismo		
       que al cálculo resista;		

mientras la humanidad, siempre avanzando		
      no sepa a do camina;		
mientras haya un misterio para el hombre,		
      ¡habrá poesía!		

Mientras sintamos que se alegra el alma,		
      sin que los labios rían;		
mientras se llore sin que el llanto acuda		
       a nublar la pupila;		

mientras el corazón y la cabeza		
       batallando prosigan;		
mientras haya esperanzas y recuerdos,		
      ¡habrá poesía!		

Mientras haya unos ojos que reflejen		
       los ojos que los miran;		
mientras responda el labio suspirando		
       al labio que suspira;		

mientras sentirse puedan en un beso		
       dos almas confundidas;		
mientras exista una mujer hermosa		
      ¡habrá poesía!		


Rima V

  Espíritu sin nombre,		
indefinible esencia,		
yo vivo con la vida		
sin formas de la idea.		

    Yo nado en el vacío,		
del sol tiemblo en la hoguera,		
palpito entre las sombras		
y floto con las nieblas.		

   Yo soy el fleco de oro		
de la lejana estrella;		
yo soy de la alta luna		
la luz tibia y serena.		

   Yo soy la ardiente nube		
que en el ocaso ondea;		
yo soy del astro errante		
la luminosa estela.		

   Yo soy nieve en las cumbres,		
soy fuego en las arenas,		
azul onda en los mares		
y espuma en las riberas.		

   En el laúd soy nota,		
perfume en la violeta,		
fugaz llama en las tumbas		
y en las ruinas hiedra.		

   Yo atrueno en el torrente,		
y silbo en la centella,		
y ciego en el relámpago,		
y rujo en la tormenta.		

   Yo río en los alcores,		
susurro en la alta yerba,		
suspiro en la onda pura,		
y lloro en la hoja seca.		

   Yo ondulo con los átomos		
del humo que se eleva		
y al cielo lento sube		
en espiral inmensa.		

   Yo, en los dorados hilos		
que los insectos cuelgan,		
me mezco entre los árboles		
en la ardorosa siesta.		

   Yo corro tras las ninfas		
que en la corriente fresca		
del cristalino arroyo		
desnudas juguetean.		

   Yo, en bosques de corales		
que alfombran blancas perlas,		
persigo en el Océano		
las náyades ligeras.		

   Yo, en las cavernas cóncavas,		
do el sol nunca penetra,		
mezclándome a los gnomos,		
contemplo sus riquezas.		

   Yo busco de los siglos		
las ya borradas huellas,		
y sé de esos imperios		
de que ni el nombre queda.		

   Yo sigo en raudo vértigo		
los mundos que voltean,		
y mi pupila abarca		
la creación entera.		

   Yo sé de esas regiones		
a do un rumor no llega,		
y donde informes astros		
de vida un soplo esperan.		

   Yo soy sobre el abismo		
el puente que atraviesa;		
yo soy la ignota escala		
que el cielo une a la tierra.		

   Yo soy el invisible		
anillo que sujeta		
el mundo de la forma		
al mundo de la idea.		

   Yo, en fin, soy ese espíritu,		
desconocida esencia,		
perfume misterioso,		
de que es vaso el poeta.		


RIMA VII
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

¡Ay!- pensé-. ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: Levántate y anda!

RIMA VIII
Cuando miro el azul horizonte
perderse a lo lejos,
al través de una gasa de polvo
dorado e inquieto,
me parece posible arrancarme
del mísero suelo
y flotar con una niebla dorada
en átomos leves
cual ella deshecho.

Cuando miro de noche en el fondo
oscuro del cielo
las estrellas temblar, como ardientes
pupilas de fuego,
me parece posible a do brillan
subir en un vuelo
y anegarme en su luz, y con ellas
en lumbre encendido
fundirme en un beso.

En el mar de la duda en que bogo
ni aun sé lo que creo;
¡sin embargo, estas ansias me dicen
que yo llevo algo
divino aquí dentro!...

- X -


 Los invisibles átomos del aire		
en derredor palpitan y se inflaman;		
el cielo se deshace en rayos de oro;		
la tierra se estremece alborozada;		
oigo flotando en olas de armonía		
rumor de besos y batir de alas;		
mis párpados se cierran... ¿Qué sucede?		
¡Es el amor, que pasa!	


- XIII -

Tu pupila es azul, y cuando ríes		
su claridad suave me recuerda		
el trémulo fulgor de la mañana		
      que en el mar se refleja.		

   Tu pupila es azul, y cuando lloras		
las transparentes lágrimas en ella		
se me figuran gotas de rocío		
      sobre una violeta.		

   Tu pupila es azul, y si en su fondo		
como un punto de luz radia una idea,		
me parece en el cielo de la tarde		
       ¡una perdida estrella!		

- XIV -


Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos,		
la imagen de tus ojos se quedó		
como la mancha oscura, orlada en fuego,		
que flota y ciega si se mira al sol.		

   Adondequiera que la vista fijo		
torno a ver sus pupilas llamear;		
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada:		
unos ojos, los tuyos, nada más.		

   De mi alcoba en el ángulo los miro		
desasidos fantásticos lucir:		
cuando duermo los siento que se ciernen		
de par en par abiertos sobre mí.		

   Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche		
llevan al caminante a perecer:		
yo me siento arrastrado por tus ojos,		
pero adónde me arrastran no lo sé.		

- XV -


Cendal flotante de leve bruma,		
rizada cinta de blanca espuma,		
      rumor sonoro		
      de arpa de oro,		
beso del aura, onda de luz,		
       eso eres tú.		

   Tú, sombra aérea, que cuantas veces		
voy a tocarte te desvaneces		
como la llama, como el sonido,		
como la niebla, como el gemido		
      del lago azul.		

   En mar sin playas onda sonante,		
en el vacío cometa errante,		
      largo lamento		
      del ronco viento,		
ansia perpetua de algo mejor,		
       eso soy yo.		

   ¡Yo, que a tus ojos en mi agonía		
los ojos vuelvo de noche y día;		
yo, que incansable corro demente		
tras una sombra, tras la hija ardiente		
       de una visión!		


- XVI -

 Si al mecer las azules campanillas		
      de tu balcón		
crees que suspirando pasa el viento		
       murmurador,		
sabe que, oculto entre las verdes hojas,		
       suspiro yo.		

   Si al resonar confuso a tus espaldas		
      vago rumor		
crees que por tu nombre te ha llamado		
       lejana voz,		
sabe que, entre las sombras que te cercan,		
       te llamo yo.		

   Si te turba medroso en la alta noche		
       tu corazón,		
al sentir en tus labios un aliento		
      abrasador,		
sabe que, aunque invisible, al lado tuyo		
       respiro yo.		


- XVII -


Hoy la tierra y los cielos me sonríen;		
hoy llega al fondo de mi alma el sol;		
hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado...		
       ¡Hoy creo en Dios!		
	


RIMA LIII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán;

pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!



Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán;

pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
esas...¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará;

pero mudo y absorto de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...desengáñate,
¡así no te querrán!

RIMA LXVI
¿De dónde vengo?... el más horrible y áspero
de los senderos busca:
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.

¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza;
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.

RIMA LXIX
Al brillar un relámpago nacemos
y aun dura su fulgor cuando morimos:
¡tan corto es vivir!

La gloria y el amor tras que corremos
sombras de un sueño son que perseguimos:
¡despertar es morir!

Rosalía de Castro (1837-1885)

Importancia de Rosalía de Castro

  • Se la considera, junto a Bécquer, la iniciadora de la poesía moderna española, una lírica que abandona la obsesión por las formas grandilocuentes y pomposas, y que, con sencillez, intenta llegar a lo más íntimo y profundo del ser.
  • Sus versos nos trasportan a lo más hondo de su alma, donde nos encontramos al mismo tiempo el amor y nostalgia por su Galicia natal, y el dolor por las miserias e injusticias de la vida.
  • Escribió más de la mitad de sus poemas en gallego en un momento en que esta lengua era considerada un mero dialecto sin ningún tipo de interés artístico. Su obra resultó clave en el Rexurdimiento de la lengua gallega.
  • Fue una de las precursoras de la revolución poética en la rima y la forma. Rompió con la concepción tradicional de la estrofa y liberó la composición de los estándares métricos y formales que impedían a los versos ajustarse al ritmo de sus pensamientos y sentimientos.
  • Rosalía tuvo una existencia muy desdichada, pero, en lugar de encerrarse en su propio dolor, su “eterna pena” le ayuda a empatizar con el sufrimiento de otras minorías desdichadas a las que presta su voz: los emigrantes gallegos, las mujeres viudas, los enfermos, los niños harapientos…
  • Su gran sensibilidad a la hora de evocar la naturaleza y fundirse con el paisaje va a inspirar a grandes poetas como Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez, que reconocerían la huella de la autora gallega en sus composiciones.
  • Rosalía fue una de las primeras mujeres literatas en un tiempo en el que la palabra “poeta” se consideraba necesariamente masculina. Aprovechará su pasión por la escritura para denunciar diversas situaciones injustas que sufrían las mujeres de su época, mucho antes de que naciera el feminismo.

Obra poética:

  • Cantares gallegos (1863)
  • Hojas nuevas ( 1880)
  • En las orillas del Sar (1884)

Selección poética

Cantares gallegos (1863)

La primera obra en gallego de Rosalía, Cantares gallegos, es también el primer libro en gallego de nuestra literatura moderna. Este poemario rescata la lengua gallega, cuyo uso literario había caído en el olvido durante cinco siglos y se consideraba una lengua menor y vulgar, y la vuelve a elevar como lengua artística.

Esta reivindicación de la lengua gallega se inserta dentro de la corriente regionalista y nacionalista impulsada por el romanticismo en toda Europa y nueva Inglaterra. Los autores románticos exaltarán todo aquello que subraye lo diferenciador, lo único, lo particular. Galicia será vista como una tierra mítica y legendaria, un paraíso perdido para todos aquellos campesinos gallegos que se han visto obligados a emigrar a otras zonas más ricas. Rosalía se convertirá en la voz de este pueblo maltratado y ninguneado por Castilla. Sus poemas recogerán este sentir del pueblo gallego, y para ello utilizará temas y motivos del folklore y de la tradición popular.

“Lugar máis hermoso/ Lugar más hermoso”
Lugar máis hermoso
non houbo na terra
que aquel que eu miraba,
que aquel que me dera.
   Lugar máis hermoso
no mundo n'hachara
que aquel de Galicia,
¡Galicia encantada!
   Galicia frorida,
cal ela ningunha,
de froles cuberta,
cuberta de espumas,
   de espumas que o mare
con perlas gomita,
de froles que nacen
ó pé das fontiñas.
   De valles tan fondos,
tan verdes, tan frescos,
que as penas se calman
nomáis que con velos;
   que os ánxeles neles
dormidos se quedan,
xa en forma de pombas,
xa en forma de niebras. 

----
Lugar más hermoso
no hubo en la tierra
que aquel que yo miro,
que aquel que me hiciera.
Lugar más hermoso
en el mundo no hallara
como aquel de Galicia
¡Galicia encantada!
¡Galicia florida!
Como ella ninguna,
de flores cubierta,
cubierta de espumas.
De espumas que el mar
con perlas devuelve;
de flores que nacen
al pie de las fuentes.
De valles tan hondos,
tan verdes, tan frescos
que las penas se calman
con tan solo verlos.
Que en ellos los ángeles
dormidos se quedan,
ya en forma de aves,
ya en forma de niebla.

Hojas nuevas (Follas novas)

En Follas Novas encontraremos un cambio radical de tono respecto al anterior poemario. Las preocupaciones racionales y metafísicas empezarán a invadir los versos de la autora. Observaremos cómo las dudas y las sombras se ciernen sobre sus convicciones religiosas y sus creencias, y mucho antes que Unamuno, compartirá con sus lectores ese sentimiento trágico de la vida, esa necesidad e incapacidad de tener fe en las promesas de la religión.

En el prólogo de esta obra podemos encontrar una aproximación a la poética de la autora que, según la misma, hará lo posible por huir de la vulgaridad y la grandilocuencia:

 » nunca intenté cruzar los límites de la simple poesía, que encuentra a veces en una expresión feliz, en una idea afortunada, aquella cosa sin nombre que va derecha como flecha, que traspasa nuestras carnes, que nos hace estremecer y resuena en el alma dolorida como otro ¡ay! Que responde al largo gemido que despierta en nosotros los dolores de la tierra».

“Tal com’o as nubes/Como las nubes”
Tal com’o as nubes
qu’impele o vento,
i agora asombran, i agora alegran
os espaços inmensos do ceo,
       así as ideas
loucas qu’eu teño,
as imaxes de múltiples formas,
d’estranas feituras, de cores incertos,
      agora asombran,
      agora acraran
o fondo sin fondo do meu pensamento.
-----
Como las nubes
que empuja el viento,
que ahora oscurecen y luego alegran
los espacios inmensos del cielo,
        estas ideas
locas que tengo,
las imágenes de múltiples formas
de extrañas hechuras, de tonos inciertos,
      tan pronto asombran,
      tan pronto aclaran
el fondo sin fondo de mi pensamiento. 


"Diredes destos versos/Pensaréis de estos versos”
Diredes destos versos, i é verdade,
que tén estrana insólita harmonía,
que neles as ideas brilan pálidas
      cal errantes muxicas
	qu’estalan por instantes,
	que desaparecen xiña,
que sásomellan á parruma incerta
que voltexa na fondo das curtiñas,
i ó susurro monótono dos pinos
      de beiramar bravía.
Eu direivos tan só qu’os meus cantares
así sán en confuso da alma niña
como sai das profundas carballeiras,
         ó comenzar do día,
         romor que non se sabe
         s’é rebuldar das brisas,
         si son beixos das frores,
s’agrestes, misteirosas harmonías
que neste mundo triste
o camino do ceu buscan perdidas.
-------
Pensaréis de estos versos, y es lo justo,
que son de extraña, insólita armonía,
que en ellos las ideas brillan, pálidas,
       como erráticas chispas
       que de repente estallan,
       que luego se retiran,
asemejándose a la bruma incierta
que en lo hondo de los huertos se desliza
y al susurro insistente de los pinos
       junto a la mar bravía.
Yo sólo he de decir que mis cantares
surgen en confusión de esta alma mía
cual surge de los hondos robledales
      al comenzar el día,
      ese rumor incierto,
      enredo de las brisas,
      quizá besos de flores,
o agrestes, misteriosas armonías
       que en este mundo triste
la ruta celestial buscan, perdidas.

En este poema, Rosalía es consciente de estar rompiendo con los cánones estilísticos de la época. No obstante, y tal como expresa la misma: «Yo sólo he de decir que mis cantares/surgen en confusión de esta alma mía»; Es decir, para Rosalía, la ruptura métrica se halla en consonancia con ese caos existencial y esas dudas que continuamente se ciernen sobre su pensamiento y su conciencia. Tal y como expresó Díez Canedo: «Cuando todos declamaban o cantaban, ella se atrevía sencillamente a hablar. Cuando todos se ceñían al endecasílabo y al octosílabo (…) ella adoptaba metros inusitados y combinaciones nuevas». Rosalía se expresa con naturalidad, sin plegarse a los moldes estrictos de su tiempo. Algo que muchos no la perdonarían, considerándola una poeta menor.

“Cando penso que te fuches/ Cuando pienso que te fuiste”
Cando penso que te fuches,
 negra sombra que me asombras,
 ó pé dos meus cabezales
 tornas facéndome mofa.
 Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa. 
Si cantan, es ti que cantas;
si choran, es ti que choras;
 i es o marmurio do río,
 i es a noite, i es a aurora. 
En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.
 ----
Cuando pienso que te fuiste,
negra sombra que me asombras,
al pie de mis cabezales
 tornas haciéndome mofa.
Cuando imagino tu huida,
en el mismo sol te asomas,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que ronca. 
Si cantan, tú eres quien canta;
si lloran, tú eres quien llora;
eres murmullo de río,
eres la noche, y la aurora. 
En todo estás, tú eres todo,
por mí y en mí misma moras;
no has de abandonarme nunca,
sombra que siempre me asombras. 

Para expresar esta desolación interna, Rosalía se servirá principalmente del símbolo, que aparece en Follas Novas por primera vez. El símbolo es un recurso en el que no encontramos asociaciones ni analogías explícitas, como en la metáfora, sino sutiles sugerencias moldeadas por la subjetividad de la autora. Según expone Marina Mayoral, la mayor conocedora en la actualidad de la obra de Rosalía, el símbolo aparece de forma espontánea en su poética como único camino posible con el que Rosalía logra poner nombre a sensaciones abstractas, temores o intuiciones profundas. Estos símbolos apuntarán a conceptos como la soledad, la muerte, la vida, el dolor… y no se utilizarán de forma uniforme.

En las Orillas del Sar

Rosalía escribiría el presente poemario en 1884, un año antes de su muerte, dejando a un lado la lírica en lengua gallega tal como había anunciado en Follas novas. El primero en calificar de “originalísimo” y “revolucionario” este poemario fue Máximo Leyes Pose en 1884. Según este escritor gallego, “la autora al apostar por la libertad de formas ha roto las cadenas de la armonía rítmica, el compás de la cantidad prosódica” reproduciendo de ese modo “los variados acentos de la naturaleza”

Y es eso lo que hará Rosalía en este poemario: utilizar la naturaleza como cauce de su expresión poética. Concretamente a través del paisaje gallego del río Sar, que recorre la provincia de la Coruña y desemboca en su querido pueblo de Padrón. Por ello encontraremos en esta obra cómo sus versos fluyen en torno a dicho río, que aparece asimismo como símbolo de la vida, como es habitual en la literatura, tal y como recogen las coplas manriqueñas: “Nuestros ríos son los caminos que van a parar al mar que es el morir”.  

   "Oigo el toque sonoro"		
   
Oigo el toque sonoro que entonces		
a mi lecho a llamarme venía		
con sus ecos que el alba anunciaban,		
mientras, cual dulce caricia,	 	
un rayo de sol dorado		
alumbraba mi estancia tranquila.		

   Puro el aire, la luz sonrosada,		
¡qué despertar tan dichoso!		
Yo veía entre nubes de incienso,	 	
visiones con alas de oro		
que llevaban la venda celeste		
de la fe sobre sus ojos...		

   Ese sol es el mismo, mas ellas		
no acuden a mi conjuro;	 	
y a través del espacio y las nubes,		
y del agua en los limbos confusos,		
y del aire en la azul transparencia,		
¡ay!, ya en vano las llamo y las busco.		

    Blanca y desierta la vía		
entre los frondosos setos		
y los bosques y arroyos que bordan		
sus orillas, con grato misterio		
atraerme parece y brindarme		
a que siga su línea sin término.		

    Bajemos, pues, que el camino		
antiguo nos saldrá al paso,		
aunque triste, escabroso y desierto,		
y cual nosotros cambiado,		
lleno aún de las blancas fantasmas		
que en otro tiempo adoramos.		

“Del antiguo camino a lo largo”

Del antiguo camino a lo largo,
ya un pinar, ya una fuente aparece,
que brotando en la peña musgosa
con estrépito al valle desciende.
Y brillando del sol a los rayos
entre un mar de verdura se pierden,
dividiéndose en limpios arroyos
que dan vida a las flores silvestres
y en el Sar se confunden, el río
que cual niño que plácido duerme,
reflejando el azul de los cielos,
lento corre en la fronda a esconderse.
No lejos, en soto profundo de robles,
en donde el silencio sus alas extiende,
y da abrigo a los genios propicios,
a nuestras viviendas y asilos campestres,
siempre allí, cuando evoco mis sombras,
o las llamo, respóndenme y vienen.

"Yo no sé lo que busco eternamente"
Yo no sé lo que busco eternamente
en la tierra, en el aire y en el cielo;
yo no sé lo que busco; pero es algo
que perdí no sé cuando y que no encuentro,
aun cuando sueñe que invisible habita
en todo cuanto toco y cuanto veo.
Felicidad, no he de volver a hallarte
en la tierra, en el aire, ni en el cielo,
y aun cuando sé que existes
y no eres vano sueño!

"Dicen que no hablan las plantas"
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso
de mí murmuran y exclaman:
—Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.

—Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de mi vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.

Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos? 

Publicado por Soledad del Cañizo

Experta en nubes y profesora de lengua.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar