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Contexto social y cultural Siglo XIX
- Revolución liderada por la libertad, tal y como reflejó Delacroix en su emblemático cuadro, «La libertad guiando al pueblo» que abarca todos los niveles.
- Tres grandes revoluciones impulsarán un nuevo orden social:
- Revolución industrial => tiene como consecuencia de la consolidación de las nuevas clases: El proletariado urbano y la burguesía industrial.
- Revolución americana(Declaración de Independencia en 1776)
- Revolución francesa (1789)
- El Romanticismo implica el fin del orden clásico con su dominio de la monarquía absoluta, la razón y la regla y la instauración de la democracia, la libertad y la voluntad individual.
- Nuevas actitudes vitales e intelectuales:
- Oposición al racionalismo llevado al extremo de la ilustración.
- Kant: En su Crítica a la razón pura (1781)=> El sujeto como la fuente que construye el conocimiento del objeto. Subjetivismo: importancia del individuo en la interpretación de la realidad. Llega a su máxima expresión con el idealismo de Hegel.
- En Alemania: Goethe => Tras una primera etapa neoclasicista, plasma en su novela Werther las consecuencias de «el mal de fin de siglo», personaje romántico por antonomasia. Fausto: obra en la que un hombre vende su alma al diablo.
- En Inglaterra: Wordsworth y Coleridge en sus Baladas líricas: interés por la tradición medieval y la naturaleza en estado salvaje.
- En Francia: Chanteubriand y Victor Hugo: asentamiento y éxito del teatro Romántico.
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Contexto histórico en España:
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- Fechas clave del siglo XIX en España:
- 1808-1812: Guerra de independencia
- 1813: Fernando VII restaura el sistema absolutista y deroga la Constitución de Cádiz. Exilio de muchos intelectuales.
- 1843: Se inicia el reinado de Isabel II. Moderados vs. progresistas.
- 1868: Revolución de la Gloriosa y 1ª República en 1873.
- 1875: Restauración de los borbones. Alfonso XII
- 1898: El gran desastre de Cuba, pérdida de las últimas colonias.
- Constante durante el siglo XIX: enfrentamientos entre moderados, que querían preservar los valores del Antiguo Régimen, y liberales, partidarios de la renovación de las estructuras sociales.
- El análisis crítico de la realidad hace surgir nuevas corrientes científicas y filosóficas: positivismo, materialismo, darwinismo, mendelismo…
- Transición de sensibilidad rebelde y romántica a la realista y crítica => positivismo: el único conocimiento verdadero es el científico.
Literatura romántica
- El Romanticismo busca romper con los convencionalismos y las reglas establecidas, persigue la libertad formal y la expresión subjetiva de las emociones.
- Polimetría: uso de versos de diferentes medidas; mezcla de géneros y estilos.
- Utilización del «yo poético» para desarrollar subjetividad del creador.
- «Yo» atormentado, en contradicción constante con
- Temas románticos:
- Naturaleza poderosa y salvaje.
- Sentimientos llevados al extremo.
- Amor desatado, furioso y ciego=> liberación del sentimiento y la pasión.
- Melancolía ante la imposibilidad de satisfacer ideales amorosos.
- Mujer: ángel de amor o demonio perverso y vengativo.
- La vida desde una perspectiva negativa. El alma romántica es un alma atormentada y triste, en busca de un ideal inalcanzable. El pesimismo lo envuelve todo, provocando el mal del siglo.
- La muerte: la gran libertadora. (Werther-> Larra)
- La fantasía: Al romperse los límites con la realidad concreta = interés por misterio y lo sobrenatural: sueños, visiones y todo lo que refleje el conocimiento no racional.
- La historia nacional: cobra fuerza la conciencia nacionalista: reivindicación de lo diferente/lo único. Regionalismo: Cataluña, País Vasco y Galicia: revalorización de sus lenguas/culturas.
https://www.20minutos.es/noticia/458828/0/larra/romantico/desamor/
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José de Espronceda (1808-1842)
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Biografía resumida
- Su ideología liberal lo obliga a exiliarse en Alemania, Francia, Inglaterra…
- Vida intensa y apasionada: fue periodista, revolucionario y enemigo del reinado absolutista de Fernando VII, parlamentario en las Cortes Generales de 1842.
- Vivió una profunda historia de amor con Teresa Mancha, casada por imposición paterna con otro hombre.
Características
- Poeta de la libertad: tema predominante en su obra.
- Polimetría, grandilocuencia, pomposidad, ímpetu, dramatismo, mezcla de géneros, caracterización romántica de personajes como Félix de Montemar.
- Poemas breves: «La Canción del Pirata», «Himno al sol», «A la muerte de Torrijos», «Canción de la muerte» y poemas largos: «El Diablo Mundo».»
- Poesía narrativa: «El Estudiante de Salamanca.»
Selección obra poética:
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A la muerte de Torrijos Helos allí: junto a la mar bravía cadáveres están, ¡ay!, los que fueron honra del libre, y con su muerte dieron almas al cielo, a España nombradía. Ansia de patria y libertad henchía sus nobles pechos que jamás temieron, y las costas de Málaga los vieron cual sol de gloria en desdichado día. Españoles, llorad; mas vuestro llanto lágrimas de dolor y sangre sean, sangre que ahogue a siervos y opresores, Y los viles tiranos, con espanto, siempre delante amenazando vean alzarse sus espectros vengadores. Canción de la muerte Débil mortal no te asuste mi oscuridad ni mi nombre; en mi seno encuentra el hombre un término a su pesar. Yo, compasiva, te ofrezco lejos del mundo un asilo, donde a mi sombra tranquilo para siempre duerma en paz. Isla yo soy del reposo en medio el mar de la vida, y el marinero allí olvida la tormenta que pasó; allí convidan al sueño aguas puras sin murmullo, allí se duerme al arrullo de una brisa sin rumor. Soy melancólico sauce que su ramaje doliente inclina sobre la frente que arrugara el padecer, y aduerme al hombre, y sus sienes con fresco jugo rocía mientras el ala sombría bate el olvido sobre él. Soy la virgen misteriosa de los últimos amores, y ofrezco un lecho de flores, sin espina ni dolor, y amante doy mi cariño sin vanidad ni falsía; no doy placer ni alegría, más es eterno mi amor. En mi la ciencia enmudece, en mi concluye la duda y árida, clara, desnuda, enseño yo la verdad; y de la vida y la muerte al sabio muestro el arcano cuando al fin abre mi mano la puerta a la eternidad. Ven y tu ardiente cabeza entre mis manos reposa; tu sueño, madre amorosa; eterno regalaré; ven y yace para siempre en blanca cama mullida, donde el silencio convida al reposo y al no ser. Deja que inquieten al hombre que loco al mundo se lanza; mentiras de la esperanza, recuerdos del bien que huyó; mentiras son sus amores, mentiras son sus victorias, y son mentiras sus glorias, y mentira su ilusión. Cierre mi mano piadosa tus ojos al blanco sueño, y empape suave beleño tus lágrimas de dolor. Yo calmaré tu quebranto y tus dolientes gemidos, apagando los latidos de tu herido corazón.
El Diablo Mundo : Poema fantástico interrumpido en el séptimo canto por la muerte de su autor. Corresponde a su etapa final y es probablemente su obra más compleja y ambiciosa, en la que demuestra una visión dolorosa e irónica del mundo, dominado por el mal. Fuentes fundamentales: Fausto de Goethe y la ironía byroniana, a las que cabe añadir el Cándido de Voltaire y La vida es sueño de Calderón de la Barca.
Después un preludio confiado a voces que invitan a seguir las diferentes vías del espíritu y de la materia, el Poeta, convertido en personaje del poema, introduce en el primer canto a su protagonista, un viejo desilusionado que ha consumido su vida. Mientras resume su amarga existencia, en las tinieblas de la habitación se levanta el fantasma de la Muerte, que lo lisonjea y lo invita. Aparece entonces la Vida, a cuyos brazos tiende el viejo los suyos, de los que recibe la inmortalidad convertido en un joven Adán inocente
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Canto I Sobre una mesa de pintado pino melancólica luz lanza un quinqué, y un cuarto ni lujoso ni mezquino a su reflejo pálido se ve. Suenan las doce en el reloj vecino 5 y el libro cierra que anhelante lee un hombre ya caduco, y cuenta atento de cansado reloj el golpe lento. Carga después sobre la diestra mano la ya rugosa y abrumada frente, 10 y un pensamiento fúnebre, tirano, fija y domina, al parecer, su mente. Borrarlo intenta en su ansiedad en vano; vuelve a leer, y en tanto, que obediente se somete su vista a su porfía 15 lánzase a otra región su fantasía. «¡Todo es mentira y vanidad, locura!» Con sonrisa sarcástica exclamó; y en la silla tomando otra postura, de golpe el libro y con desdén cerró. 20 Lóbrega tempestad su frente oscura en remolinos densos anubló; y los áridos ojos quemó luego una sangrienta lágrima de fuego. «¡Ay!, para siempre, dijo, la ufanía. 25 ¡Pasó ya de la hermosa juventud, la música del alma y melodía, los sueños de entusiasmo y de virtud...! Pasaron, ¡ay!, las horas de alegría. Y abre su seno hambriento el ataúd, 30 y único porvenir, sola esperanza. La muerte, a pasos de gigante avanza. »¿Qué es el hombre? Un misterio. ¿Qué es la vida? ¡Un misterio también...! Corren los años su rápida carrera, y escondida 35 la vejez llega envuelta en sus engaños.
El estudiante de Salamanca
- Poema narrativo de 1.704 versos de José de Espronceda cuya versión completa se publicó en 1840. Su argumento es sencillo e incluye el mito de Don Juan Tenorio y motivos románticos como la locura de la protagonista, la impresionante ronda espectral, la visión del propio entierro y la mujer transformada en esqueleto.
- Novedades: el uso arriesgado de los versos, la mezcla de géneros y un protagonista cínico y rebelde. En su momento el poema trasgredió los cánones estéticos.
- Estructura:
- La primera parte es un prólogo- presentación del protagonista, Don Félix de Montemar.
- En la segunda parte el lector asiste a las quejas de amor de Elvira, una muchacha que como muchas otras cayó en el engaño de don Félix. Usando sus artimañas de seductor, le prometió que si se entregaba a él sería su esposo, sin embargo, una vez consiguió lo que quería huyó dejando a Elvira. Finalmente, Elvira acabará muriendo de amor por el protagonista dejando una carta.
- La tercera parte nos introduce una partida de cartas entre cinco jugadores. Entrará en escena don Félix de Montemar, quien no dudará en vender objetos que probablemente eran de Elvira (un collar y un retrato) para poder jugar una partida. Durante el transcurso del juego, aparecerá otro personaje, Don Diego, hermano de doña Elvira que viene a vengarla.
- La cuarta parte se inicia con el duelo entre don Felix y don Diego, donde este último muere. Andará vagando por las calles hasta que se encuentre al espectro de una mujer cubierta con un velo. Como buen don Juan, iniciará su conquista intentando averiguar quién es la mujer, y acabará siguiéndola por un paseo que simbólicamente puede ser el paseo hacia el más allá, pues el personaje verá cómo todo a su alrededor cambia (nos transporta a lugares donde los fantasmas y las ánimas caminan sin rumbo). Finalmente llegarán al cementerio de Salamanca donde don Félix asistirá a su propio entierro. A pesar de todo lo descrito, don Félix mantendrá su actitud altanera sin dejarse impresionar, dando a entender que si eso es obra de Dios o del Diablo, prefiere enfrentarse a este segundo.
Parte primera Sus fueros, sus bríos, sus premáticas, su voluntad. Don Quijote- Parte primera. Era más de media noche, antiguas historias cuentan, cuando en sueño y en silencio lóbrego envuelta la tierra, los vivos muertos parecen, 5 los muertos la tumba dejan. Era la hora en que acaso temerosas voces suenan informes, en que se escuchan tácitas pisadas huecas, 10 y pavorosas fantasmas entre las densas tinieblas vagan, y aúllan los perros amedrentados al verlas: En que tal vez la campana 15 de alguna arruinada iglesia da misteriosos sonidos de maldición y anatema, que los sábados convoca a las brujas a su fiesta. 20 El cielo estaba sombrío, no vislumbraba una estrella, silbaba lúgubre el viento, y allá en el aire, cual negras fantasmas, se dibujaban 25 las torres de las iglesias, y del gótico castillo las altísimas almenas, donde canta o reza acaso temeroso el centinela. 30 Todo en fin a media noche reposaba, y tumba era de sus dormidos vivientes la antigua ciudad que riega el Tormes, fecundo río, 35 nombrado de los poetas, la famosa Salamanca, insigne en armas y letras, patria de ilustres varones, noble archivo de las ciencias. 40 Súbito rumor de espadas cruje y un ¡ay! se escuchó; un ay moribundo, un ay que penetra el corazón, que hasta los tuétanos hiela 45 y da al que lo oyó temblor. Un ¡ay! de alguno que al mundo pronuncia el último adiós. El ruido cesó, 50 un hombre pasó embozado, y el sombrero recatado 55 a los ojos se caló. Se desliza y atraviesa junto al muro 60 de una iglesia y en la sombra se perdió. Una calle estrecha y alta, la calle del Ataúd 65 cual si de negro crespón lóbrego eterno capuz la vistiera, siempre oscura y de noche sin más luz que la lámpara que alumbra 70 una imagen de Jesús, atraviesa el embozado la espada en la mano aún, que lanzó vivo reflejo al pasar frente a la cruz. 75 Cual suele la luna tras lóbrega nube con franjas de plata bordarla en redor, y luego si el viento la agita, la sube disuelta a los aires en blanco vapor: Así vaga sombra de luz y de nieblas, 80 mística y aérea dudosa visión, ya brilla, o la esconden las densas tinieblas cual dulce esperanza, cual vana ilusión. La calle sombría, la noche ya entrada, la lámpara triste ya pronta a expirar, 85 que a veces alumbra la imagen sagrada y a veces se esconde la sombra a aumentar. El vago fantasma que acaso aparece, y acaso se acerca con rápido pie, y acaso en las sombras tal vez desparece, 90 cual ánima en pena del hombre que fue, al más temerario corazón de acero recelo inspirara, pusiera pavor; al más maldiciente feroz bandolero el rezo a los labios trajera el temor. 95 Mas no al embozado, que aún sangre su espada destila, el fantasma terror infundió, y, el arma en la mano con fuerza empuñada, osado a su encuentro despacio avanzó. Segundo don Juan Tenorio, 100 alma fiera e insolente, irreligioso y valiente, altanero y reñidor: Siempre el insulto en los ojos, en los labios la ironía, 105 nada teme y toda fía de su espada y su valor. Corazón gastado, mofa de la mujer que corteja, y, hoy despreciándola, deja 110 la que ayer se le rindió. Ni el porvenir temió nunca, ni recuerda en lo pasado la mujer que ha abandonado, ni el dinero que perdió. 115 Ni vio el fantasma entre sueños del que mató en desafío, ni turbó jamás su brío recelosa previsión. Siempre en lances y en amores, 120 siempre en báquicas orgías, mezcla en palabras impías un chiste y una maldición. En Salamanca famoso por su vida y buen talante, 125 al atrevido estudiante le señalan entre mil; fuero le da su osadía, le disculpa su riqueza, su generosa nobleza, 130 su hermosura varonil. Que en su arrogancia y sus vicios, caballeresca apostura, agilidad y bravura ninguno alcanza a igualar: 135 Que hasta en sus crímenes mismos, en su impiedad y altiveza, pone un sello de grandeza don Félix de Montemar. Bella y más segura que el azul del cielo 140 con dulces ojos lánguidos y hermosos, donde acaso el amor brilló entre el velo del pudor que los cubre candorosos; tímida estrella que refleja al suelo rayos de luz brillantes y dudosos, 145 ángel puro de amor que amor inspira, fue la inocente y desdichada Elvira. Cuarta parte Cruzan tristes calles, plazas solitarias, arruinados muros, donde sus plegarias y falsos conjuros, 255 en la misteriosa noche borrascosa, maldecida bruja con ronca voz canta, y de los sepulcros 260 los muertos levanta. Y suenan los ecos de sus pasos huecos en la soledad; mientras en silencio 265 yace la ciudad, y en lúgubre son arrulla su sueño bramando Aquilón. Y una calle y otra cruzan, 270 y más allá y más allá: ni tiene término el viaje, ni nunca dejan de andar, y atraviesan, pasan, vuelven, cien calles quedando atrás, 275 y paso tras paso siguen, y siempre adelante van; y a confundirse ya empieza y a perderse Montemar, que ni sabe a dó camina, 280 ni acierta ya dónde está; y otras calles, otras plazas recorre y otra ciudad, y ve fantásticas torres de su eterno pedestal 285 arrancarse, y sus macizas negras masas caminar, apoyándose en sus ángulos que en la tierra, en desigual, perezoso tronco fijan; 290 y a su monótono andar, las campanas sacudidas misteriosos dobles dan; mientras en danzas grotescas y al estruendo funeral 295 en derredor cien espectros danzan con torpe compás: y las veletas sus frentes bajan ante él al pasar, los espectros le saludan, 300 y en cien lenguas de metal, oye su nombre en los ecos de las campanas sonar. Mas luego cesa el estrépito, y en silencio, en muda paz 305 todo queda, y desaparece de súbito la ciudad: palacios, templos, se cambian en campos de soledad, y en un yermo y silencioso 310 melancólico arenal, sin luz, sin aire, sin cielo, perdido en la inmensidad, tal vez piensa que camina, sin poder parar jamás, 315 de extraño empuje llevado con precipitado afán; entretanto que su guía delante de él sin hablar, sigue misterioso, y sigue 320 con paso rápido, y ya se remonta ante sus ojos en alas del huracán, visión sublime, y su frente ve fosfórica brillar, 325 entre lívidos relámpagos en la densa oscuridad, sierpes de luz, luminosos engendros del vendaval; y cuando duda si duerme, 330 si tal vez sueña o está loco, si es tanto prodigio, tanto delirio verdad, otra vez en Salamanca súbito vuélvese a hallar, 335 distingue los edificios, reconoce en dónde está, y en su delirante vértigo al vino vuelve a culpar, y jura, y siguen andando 340 ella delante, él detrás. «¡Vive Dios!, dice entre sí, o Satanás se chancea, o no debo estar en mí o el málaga que bebí 345 en mi cabeza aún humea. »Sombras, fantasmas, visiones... Dale con tocar a muerto y en revueltas confusiones, danzando estos torreones 350 al compás de tal concierto. »Y el juicio voy a perder entre tantas maravillas, que estas torres llegué a ver, como mulas de alquiler, 355 andando con campanillas. »¿Y esta mujer quién será? Mas si es el diablo en persona, ¿a mí qué diantre me da? Y más que el traje en que va 360 en esta ocasión, le abona. »Noble señora, imagino que sois nueva en el lugar: andar así es desatino; o habéis perdido el camino, 365 o esto es andar por andar. »Ha dado en no responder, que es la más rara locura que puede hallarse en mujer, y en que yo la he de querer 370 por su paso de andadura». En tanto don Félix a tientas seguía, delante camina la blanca visión, triplica su espanto la noche sombría, sus hórridos gritos redobla Aquilón. 375 Rechinan girando las férreas veletas, crujir de cadenas se escucha sonar, las altas campanas, por el viento inquietas pausados sonidos en las torres dan. Rüido de pasos de gente que viene 380 a compás marchando con sordo rumor, y de tiempo en tiempo su marcha detiene, y rezar parece en confuso son. Llegó de don Félix luego a los oídos, y luego cien luces a lo lejos vio, 385 y luego en hileras largas divididos, vio que murmurando con lúgubre voz, enlutados bultos andando venían; y luego más cerca con asombro ve, que un féretro en medio y en hombros traían 390 y dos cuerpos muertos tendidos en él. Las luces, la hora, la noche, profundo, infernal arcano parece encubrir. Cuando en hondo sueño yace muerto el mundo, cuando todo anuncia que habrá de morir 395 al hombre, que loco la recia tormenta corrió de la vida, del viento a merced, cuando una voz triste las horas le cuenta, y en lodo sus pompas convertidas ve, forzoso es que tenga de diamante el alma 400 quien no sienta el pecho de horror palpitar, quien como don Félix, con serena calma ni en Dios ni en el diablo se ponga a pensar. Así en tardos pasos, todos murmurando, el lúgubre entierro ya cerca llegó, 405 y la blanca dama devota rezando, entrambas rodillas en tierra dobló. Calado el sombrero y en pie, indiferente el féretro mira don Félix pasar, y al paso pregunta con su aire insolente 410 los nombres de aquellos que al sepulcro van. Mas ¡cuál su sorpresa, su asombro cuál fuera, cuando horrorizado con espanto ve que el uno don Diego de Pastrana era, y el otro, ¡Dios santo!, y el otro era él...! 415 Él mismo, su imagen, su misma figura, su mismo semblante, que él mismo era en fin: y duda y se palpa y fría pavura un punto en sus venas sintió discurrir. Al fin era hombre, y un punto temblaron 420 los nervios del hombre, y un punto temió; mas pronto su antigua vigor recobraron, pronto su fiereza volvió al corazón. -Lo que es, dijo, por Pastrana, bien pensado está el entierro; 425 mas es diligencia vana enterrarme a mí, y mañana me he de quejar de este yerro. Diga, señor enlutado, ¿a quién llevan a enterrar? 430 -Al estudiante endiablado don Félix de Montemar»-, respondió el encapuchado.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
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Biografía
- Gustavo Adolfo Bécquer nació en el año 1836 en Sevilla. A los cinco años murió su padre, y cuanto tenía once años murió su madre.
- Su tío, un famoso pintor sevillano, educa a su hermano Valeriano y a él en el arte de la pintura. Gustavo Adolfo se decantaría por la literatura, aunque también era buen dibujante.
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- Decide viajar a Madrid para dedicarse a las letras, y trabaja en una obra llamada Historia de los templos de España que fue un fracaso. Escribe poemas y textos en periódicos, además de artículos y noticias.
- En 1851 conoce a Julia Espín, cantante de ópera que será su musa e inspiración para sus Rimas. Esta le rechazará y se casará con el ministro de hacienda.
- El año 1861 se casó por conveniencia con Casta Esteban. Ella era la hija de un médico que trataba la enfermedad venérea que sufría Bécquer, la sífilis. No tuvieron muy buena relación y se acabaron divorciando.
- En el año 1864 consigue un cargo importante y muy bien pagado: censor oficial de novelas. Ese trabajo le daba tiempo libre para dedicarse a escribir sus Rimas y leyendas, pero con la revolución de la Gloriosa del año 1868 perdió su trabajo y sus poemas se perderán en los disturbios, y tendrá que reescribirlos.
- Después de eso se mudó a Toledo para vivir con su hermano Valeriano, donde consiguió ser el director de la revista “La Ilustración de Madrid”.
- En septiembre del año 1870 su hermano Valeriano muere, y pocos meses después, el 22 de diciembre, Bécquer también muere, tras una nueva recaída de su enfermedad.
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Características
- Bécquer solo publicó quince rimas durante toda su vida. A su muerte un grupo de amigos publica su obra poética en El libro de los gorriones: 79 poemas=> Meditación íntima sobre la creación poética, el amor y la muerte.
- Bécquer se separa del estilo grandilocuente y pomposo romántico. Busca un lirismo sencillo de formas y que logre plasmar de la forma más pura posible el sentimiento y el mundo íntimo del poeta. Junto a Rosalía se le considera iniciador de la poesía moderna.
- Basa sus poemas en la plasmación de imágenes que dibujan su estado anímico. «La poesía más humana del Romanticismo español» (Manuel Altolaguirre)
- Identifica a la poesía con la mujer: «Poesía eres tú». En sus primeras rimas amorosas, expresa enamoramiento y fascinación por la amada. Progresivamente, irá plasmando su visión desengañada del amor como algo irreal e inalcanzable.
- Su idea de la lírica la expuso en la reseña que hizo del libro de su amigo Augusto Ferrán La soledad:
Hay una poesía magnífica y sonora; una poesía hija de la meditación y el arte, que se engalana con todas las pompas de la lengua que se mueve con una cadenciosa majestad, habla a la imaginación, completa sus cuadros y la conduce a su antojo por un sendero desconocido, seduciéndola con su armonía y su hermosura. Hay otra, natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye; y desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre, despierta, con una que las toca, las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía.(…) La una es el fruto divino de la unión del arte y de la fantasía. La otra es la centella inflamada que brota al choque del sentimiento y la pasión. Las poesías de este libro pertenecen al último de los dos géneros, porque son populares, y la poesía popular es la síntesis de la poesía.
- En sus Leyendas, Bécquer inaugura la prosa poética. La narración se convierte en un pretexto para dar salida a lo sentimental y lo poético.
Selección Rimas:
RIMA I Yo sé de un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora, y estas páginas son de ese himno cadencias que el aire dilata en las sombras. Yo quisiera escribirlo, del hombre domando el rebelde, mezquino idioma, con palabras que fuesen a un tiempo suspiros y risas, colores y notas. Pero en vano es escuchar; que no hay cifra capaz de encerrarlo, y apenas ¡oh, hermosa! Si, teniendo en mis manos las tuyas, pudiera, al oído, contártelo a solas. - II - Saeta que voladora cruza, arrojada al azar, sin adivinarse dónde temblando se clavará; hoja que del árbol seca arrebata el vendaval, sin que nadie acierte el surco donde a caer volverá; gigante ola que el viento riza y empuja en el mar, y rueda y pasa, y no sabe qué playas buscando va; luz que en cercos temblorosos brilla, próxima a expirar, ignorándose cuál de ellos el último brillará; eso soy yo, que al acaso cruzo el mundo, sin pensar de dónde vengo ni a dónde mis pasos me llevarán. - III - Sacudimiento extraño que agita las ideas, como el huracán empuja las olas en tropel; murmullo que en el alma se eleva y va creciendo, como volcán que sordo anuncia que va a arder; deformes siluetas de seres imposibles; paisajes que aparecen como a través de un tul; colores, que fundiéndose remedan en el aire los átomos del iris, que nadan en la luz; ideas sin palabras, palabras sin sentido; cadencias que no tienen ni ritmo ni compás; memorias y deseo de cosas que no existen; accesos de alegría, impulsos de llorar; actividad nerviosa que no halla en qué emplearse; sin rienda que lo guíe caballo volador; locura que el espíritu exalta y enardece; embriaguez divina del genio creador... ¡Tal es la inspiración! Gigante voz que el caos ordena en el cerebro, y entre las sombras hace la luz aparecer; brillante rienda de oro que poderosa enfrena de la exaltada mente el volador corcel; hilo de luz que en haces los pensamientos ata; sol que las nubes rompe y toca en el cenit; inteligente mano que en un collar de perlas consigue las indóciles palabras reunir; armonioso ritmo que con cadencia y número las fugitivas notas encierra en el compás; cincel que el bloque muerde la estatua modelando, y la belleza plástica añade a la ideal; atmósfera en que giran con orden las ideas, cual átomos que agrupa recóndita atracción raudal en cuyas ondas su sed la fiebre apaga; oasis que al espíritu devuelve su vigor... ¡Tal es nuestra razón! Con ambas siempre lucha y de ambas vencedor, tan sólo el genio puede a un yugo atar las dos. - IV - No digáis que agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira; podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía. Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas; mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista; mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías; mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía! Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida, y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista; mientras la humanidad, siempre avanzando no sepa a do camina; mientras haya un misterio para el hombre, ¡habrá poesía! Mientras sintamos que se alegra el alma, sin que los labios rían; mientras se llore sin que el llanto acuda a nublar la pupila; mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan; mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡habrá poesía! Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran; mientras responda el labio suspirando al labio que suspira; mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas; mientras exista una mujer hermosa ¡habrá poesía! Rima V Espíritu sin nombre, indefinible esencia, yo vivo con la vida sin formas de la idea. Yo nado en el vacío, del sol tiemblo en la hoguera, palpito entre las sombras y floto con las nieblas. Yo soy el fleco de oro de la lejana estrella; yo soy de la alta luna la luz tibia y serena. Yo soy la ardiente nube que en el ocaso ondea; yo soy del astro errante la luminosa estela. Yo soy nieve en las cumbres, soy fuego en las arenas, azul onda en los mares y espuma en las riberas. En el laúd soy nota, perfume en la violeta, fugaz llama en las tumbas y en las ruinas hiedra. Yo atrueno en el torrente, y silbo en la centella, y ciego en el relámpago, y rujo en la tormenta. Yo río en los alcores, susurro en la alta yerba, suspiro en la onda pura, y lloro en la hoja seca. Yo ondulo con los átomos del humo que se eleva y al cielo lento sube en espiral inmensa. Yo, en los dorados hilos que los insectos cuelgan, me mezco entre los árboles en la ardorosa siesta. Yo corro tras las ninfas que en la corriente fresca del cristalino arroyo desnudas juguetean. Yo, en bosques de corales que alfombran blancas perlas, persigo en el Océano las náyades ligeras. Yo, en las cavernas cóncavas, do el sol nunca penetra, mezclándome a los gnomos, contemplo sus riquezas. Yo busco de los siglos las ya borradas huellas, y sé de esos imperios de que ni el nombre queda. Yo sigo en raudo vértigo los mundos que voltean, y mi pupila abarca la creación entera. Yo sé de esas regiones a do un rumor no llega, y donde informes astros de vida un soplo esperan. Yo soy sobre el abismo el puente que atraviesa; yo soy la ignota escala que el cielo une a la tierra. Yo soy el invisible anillo que sujeta el mundo de la forma al mundo de la idea. Yo, en fin, soy ese espíritu, desconocida esencia, perfume misterioso, de que es vaso el poeta. RIMA VII Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas, como el pájaro duerme en las ramas, esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas! ¡Ay!- pensé-. ¡Cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: Levántate y anda! RIMA VIII Cuando miro el azul horizonte perderse a lo lejos, al través de una gasa de polvo dorado e inquieto, me parece posible arrancarme del mísero suelo y flotar con una niebla dorada en átomos leves cual ella deshecho. Cuando miro de noche en el fondo oscuro del cielo las estrellas temblar, como ardientes pupilas de fuego, me parece posible a do brillan subir en un vuelo y anegarme en su luz, y con ellas en lumbre encendido fundirme en un beso. En el mar de la duda en que bogo ni aun sé lo que creo; ¡sin embargo, estas ansias me dicen que yo llevo algo divino aquí dentro!... - X - Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman; el cielo se deshace en rayos de oro; la tierra se estremece alborozada; oigo flotando en olas de armonía rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran... ¿Qué sucede? ¡Es el amor, que pasa! - XIII - Tu pupila es azul, y cuando ríes su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul, y cuando lloras las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde ¡una perdida estrella! - XIV - Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos, la imagen de tus ojos se quedó como la mancha oscura, orlada en fuego, que flota y ciega si se mira al sol. Adondequiera que la vista fijo torno a ver sus pupilas llamear; mas no te encuentro a ti, que es tu mirada: unos ojos, los tuyos, nada más. De mi alcoba en el ángulo los miro desasidos fantásticos lucir: cuando duermo los siento que se ciernen de par en par abiertos sobre mí. Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche llevan al caminante a perecer: yo me siento arrastrado por tus ojos, pero adónde me arrastran no lo sé. - XV - Cendal flotante de leve bruma, rizada cinta de blanca espuma, rumor sonoro de arpa de oro, beso del aura, onda de luz, eso eres tú. Tú, sombra aérea, que cuantas veces voy a tocarte te desvaneces como la llama, como el sonido, como la niebla, como el gemido del lago azul. En mar sin playas onda sonante, en el vacío cometa errante, largo lamento del ronco viento, ansia perpetua de algo mejor, eso soy yo. ¡Yo, que a tus ojos en mi agonía los ojos vuelvo de noche y día; yo, que incansable corro demente tras una sombra, tras la hija ardiente de una visión! - XVI - Si al mecer las azules campanillas de tu balcón crees que suspirando pasa el viento murmurador, sabe que, oculto entre las verdes hojas, suspiro yo. Si al resonar confuso a tus espaldas vago rumor crees que por tu nombre te ha llamado lejana voz, sabe que, entre las sombras que te cercan, te llamo yo. Si te turba medroso en la alta noche tu corazón, al sentir en tus labios un aliento abrasador, sabe que, aunque invisible, al lado tuyo respiro yo. - XVII - Hoy la tierra y los cielos me sonríen; hoy llega al fondo de mi alma el sol; hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado... ¡Hoy creo en Dios! RIMA LIII Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán; pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres, esas... ¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde, aún más hermosas, sus flores se abrirán; pero aquellas cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día... esas...¡no volverán! Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará; pero mudo y absorto de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido...desengáñate, ¡así no te querrán! RIMA LXVI ¿De dónde vengo?... el más horrible y áspero de los senderos busca: las huellas de unos pies ensangrentados sobre la roca dura; los despojos de un alma hecha jirones en las zarzas agudas te dirán el camino que conduce a mi cuna. ¿Adónde voy? El más sombrío y triste de los páramos cruza; valle de eternas nieves y de eternas melancólicas brumas. En donde esté una piedra solitaria sin inscripción alguna, donde habite el olvido, allí estará mi tumba. RIMA LXIX Al brillar un relámpago nacemos y aun dura su fulgor cuando morimos: ¡tan corto es vivir! La gloria y el amor tras que corremos sombras de un sueño son que perseguimos: ¡despertar es morir!
Rosalía de Castro (1837-1885)
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Importancia de Rosalía de Castro
- Se la considera, junto a Bécquer, la iniciadora de la poesía moderna española, una lírica que abandona la obsesión por las formas grandilocuentes y pomposas, y que, con sencillez, intenta llegar a lo más íntimo y profundo del ser.
- Sus versos nos trasportan a lo más hondo de su alma, donde nos encontramos al mismo tiempo el amor y nostalgia por su Galicia natal, y el dolor por las miserias e injusticias de la vida.
- Escribió más de la mitad de sus poemas en gallego en un momento en que esta lengua era considerada un mero dialecto sin ningún tipo de interés artístico. Su obra resultó clave en el Rexurdimiento de la lengua gallega.
- Fue una de las precursoras de la revolución poética en la rima y la forma. Rompió con la concepción tradicional de la estrofa y liberó la composición de los estándares métricos y formales que impedían a los versos ajustarse al ritmo de sus pensamientos y sentimientos.
- Rosalía tuvo una existencia muy desdichada, pero, en lugar de encerrarse en su propio dolor, su “eterna pena” le ayuda a empatizar con el sufrimiento de otras minorías desdichadas a las que presta su voz: los emigrantes gallegos, las mujeres viudas, los enfermos, los niños harapientos…
- Su gran sensibilidad a la hora de evocar la naturaleza y fundirse con el paisaje va a inspirar a grandes poetas como Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez, que reconocerían la huella de la autora gallega en sus composiciones.
- Rosalía fue una de las primeras mujeres literatas en un tiempo en el que la palabra “poeta” se consideraba necesariamente masculina. Aprovechará su pasión por la escritura para denunciar diversas situaciones injustas que sufrían las mujeres de su época, mucho antes de que naciera el feminismo.
Obra poética:
- Cantares gallegos (1863)
- Hojas nuevas ( 1880)
- En las orillas del Sar (1884)
Selección poética
Cantares gallegos (1863)
La primera obra en gallego de Rosalía, Cantares gallegos, es también el primer libro en gallego de nuestra literatura moderna. Este poemario rescata la lengua gallega, cuyo uso literario había caído en el olvido durante cinco siglos y se consideraba una lengua menor y vulgar, y la vuelve a elevar como lengua artística.
Esta reivindicación de la lengua gallega se inserta dentro de la corriente regionalista y nacionalista impulsada por el romanticismo en toda Europa y nueva Inglaterra. Los autores románticos exaltarán todo aquello que subraye lo diferenciador, lo único, lo particular. Galicia será vista como una tierra mítica y legendaria, un paraíso perdido para todos aquellos campesinos gallegos que se han visto obligados a emigrar a otras zonas más ricas. Rosalía se convertirá en la voz de este pueblo maltratado y ninguneado por Castilla. Sus poemas recogerán este sentir del pueblo gallego, y para ello utilizará temas y motivos del folklore y de la tradición popular.
“Lugar máis hermoso/ Lugar más hermoso” Lugar máis hermoso non houbo na terra que aquel que eu miraba, que aquel que me dera. Lugar máis hermoso no mundo n'hachara que aquel de Galicia, ¡Galicia encantada! Galicia frorida, cal ela ningunha, de froles cuberta, cuberta de espumas, de espumas que o mare con perlas gomita, de froles que nacen ó pé das fontiñas. De valles tan fondos, tan verdes, tan frescos, que as penas se calman nomáis que con velos; que os ánxeles neles dormidos se quedan, xa en forma de pombas, xa en forma de niebras. ---- Lugar más hermoso no hubo en la tierra que aquel que yo miro, que aquel que me hiciera. Lugar más hermoso en el mundo no hallara como aquel de Galicia ¡Galicia encantada! ¡Galicia florida! Como ella ninguna, de flores cubierta, cubierta de espumas. De espumas que el mar con perlas devuelve; de flores que nacen al pie de las fuentes. De valles tan hondos, tan verdes, tan frescos que las penas se calman con tan solo verlos. Que en ellos los ángeles dormidos se quedan, ya en forma de aves, ya en forma de niebla.
Hojas nuevas (Follas novas)
En Follas Novas encontraremos un cambio radical de tono respecto al anterior poemario. Las preocupaciones racionales y metafísicas empezarán a invadir los versos de la autora. Observaremos cómo las dudas y las sombras se ciernen sobre sus convicciones religiosas y sus creencias, y mucho antes que Unamuno, compartirá con sus lectores ese sentimiento trágico de la vida, esa necesidad e incapacidad de tener fe en las promesas de la religión.
En el prólogo de esta obra podemos encontrar una aproximación a la poética de la autora que, según la misma, hará lo posible por huir de la vulgaridad y la grandilocuencia:
» nunca intenté cruzar los límites de la simple poesía, que encuentra a veces en una expresión feliz, en una idea afortunada, aquella cosa sin nombre que va derecha como flecha, que traspasa nuestras carnes, que nos hace estremecer y resuena en el alma dolorida como otro ¡ay! Que responde al largo gemido que despierta en nosotros los dolores de la tierra».
“Tal com’o as nubes/Como las nubes” Tal com’o as nubes qu’impele o vento, i agora asombran, i agora alegran os espaços inmensos do ceo, así as ideas loucas qu’eu teño, as imaxes de múltiples formas, d’estranas feituras, de cores incertos, agora asombran, agora acraran o fondo sin fondo do meu pensamento. ----- Como las nubes que empuja el viento, que ahora oscurecen y luego alegran los espacios inmensos del cielo, estas ideas locas que tengo, las imágenes de múltiples formas de extrañas hechuras, de tonos inciertos, tan pronto asombran, tan pronto aclaran el fondo sin fondo de mi pensamiento. "Diredes destos versos/Pensaréis de estos versos” Diredes destos versos, i é verdade, que tén estrana insólita harmonía, que neles as ideas brilan pálidas cal errantes muxicas qu’estalan por instantes, que desaparecen xiña, que sásomellan á parruma incerta que voltexa na fondo das curtiñas, i ó susurro monótono dos pinos de beiramar bravía. Eu direivos tan só qu’os meus cantares así sán en confuso da alma niña como sai das profundas carballeiras, ó comenzar do día, romor que non se sabe s’é rebuldar das brisas, si son beixos das frores, s’agrestes, misteirosas harmonías que neste mundo triste o camino do ceu buscan perdidas. ------- Pensaréis de estos versos, y es lo justo, que son de extraña, insólita armonía, que en ellos las ideas brillan, pálidas, como erráticas chispas que de repente estallan, que luego se retiran, asemejándose a la bruma incierta que en lo hondo de los huertos se desliza y al susurro insistente de los pinos junto a la mar bravía. Yo sólo he de decir que mis cantares surgen en confusión de esta alma mía cual surge de los hondos robledales al comenzar el día, ese rumor incierto, enredo de las brisas, quizá besos de flores, o agrestes, misteriosas armonías que en este mundo triste la ruta celestial buscan, perdidas.
En este poema, Rosalía es consciente de estar rompiendo con los cánones estilísticos de la época. No obstante, y tal como expresa la misma: «Yo sólo he de decir que mis cantares/surgen en confusión de esta alma mía»; Es decir, para Rosalía, la ruptura métrica se halla en consonancia con ese caos existencial y esas dudas que continuamente se ciernen sobre su pensamiento y su conciencia. Tal y como expresó Díez Canedo: «Cuando todos declamaban o cantaban, ella se atrevía sencillamente a hablar. Cuando todos se ceñían al endecasílabo y al octosílabo (…) ella adoptaba metros inusitados y combinaciones nuevas». Rosalía se expresa con naturalidad, sin plegarse a los moldes estrictos de su tiempo. Algo que muchos no la perdonarían, considerándola una poeta menor.
“Cando penso que te fuches/ Cuando pienso que te fuiste” Cando penso que te fuches, negra sombra que me asombras, ó pé dos meus cabezales tornas facéndome mofa. Cando maxino que es ida, no mesmo sol te me amostras, i eres a estrela que brila, i eres o vento que zoa. Si cantan, es ti que cantas; si choran, es ti que choras; i es o marmurio do río, i es a noite, i es a aurora. En todo estás e ti es todo, pra min i en min mesma moras, nin me abandonarás nunca, sombra que sempre me asombras. ---- Cuando pienso que te fuiste, negra sombra que me asombras, al pie de mis cabezales tornas haciéndome mofa. Cuando imagino tu huida, en el mismo sol te asomas, y eres la estrella que brilla, y eres el viento que ronca. Si cantan, tú eres quien canta; si lloran, tú eres quien llora; eres murmullo de río, eres la noche, y la aurora. En todo estás, tú eres todo, por mí y en mí misma moras; no has de abandonarme nunca, sombra que siempre me asombras.
Para expresar esta desolación interna, Rosalía se servirá principalmente del símbolo, que aparece en Follas Novas por primera vez. El símbolo es un recurso en el que no encontramos asociaciones ni analogías explícitas, como en la metáfora, sino sutiles sugerencias moldeadas por la subjetividad de la autora. Según expone Marina Mayoral, la mayor conocedora en la actualidad de la obra de Rosalía, el símbolo aparece de forma espontánea en su poética como único camino posible con el que Rosalía logra poner nombre a sensaciones abstractas, temores o intuiciones profundas. Estos símbolos apuntarán a conceptos como la soledad, la muerte, la vida, el dolor… y no se utilizarán de forma uniforme.
En las Orillas del Sar
Rosalía escribiría el presente poemario en 1884, un año antes de su muerte, dejando a un lado la lírica en lengua gallega tal como había anunciado en Follas novas. El primero en calificar de “originalísimo” y “revolucionario” este poemario fue Máximo Leyes Pose en 1884. Según este escritor gallego, “la autora al apostar por la libertad de formas ha roto las cadenas de la armonía rítmica, el compás de la cantidad prosódica” reproduciendo de ese modo “los variados acentos de la naturaleza”
Y es eso lo que hará Rosalía en este poemario: utilizar la naturaleza como cauce de su expresión poética. Concretamente a través del paisaje gallego del río Sar, que recorre la provincia de la Coruña y desemboca en su querido pueblo de Padrón. Por ello encontraremos en esta obra cómo sus versos fluyen en torno a dicho río, que aparece asimismo como símbolo de la vida, como es habitual en la literatura, tal y como recogen las coplas manriqueñas: “Nuestros ríos son los caminos que van a parar al mar que es el morir”.
"Oigo el toque sonoro" Oigo el toque sonoro que entonces a mi lecho a llamarme venía con sus ecos que el alba anunciaban, mientras, cual dulce caricia, un rayo de sol dorado alumbraba mi estancia tranquila. Puro el aire, la luz sonrosada, ¡qué despertar tan dichoso! Yo veía entre nubes de incienso, visiones con alas de oro que llevaban la venda celeste de la fe sobre sus ojos... Ese sol es el mismo, mas ellas no acuden a mi conjuro; y a través del espacio y las nubes, y del agua en los limbos confusos, y del aire en la azul transparencia, ¡ay!, ya en vano las llamo y las busco. Blanca y desierta la vía entre los frondosos setos y los bosques y arroyos que bordan sus orillas, con grato misterio atraerme parece y brindarme a que siga su línea sin término. Bajemos, pues, que el camino antiguo nos saldrá al paso, aunque triste, escabroso y desierto, y cual nosotros cambiado, lleno aún de las blancas fantasmas que en otro tiempo adoramos. “Del antiguo camino a lo largo” Del antiguo camino a lo largo, ya un pinar, ya una fuente aparece, que brotando en la peña musgosa con estrépito al valle desciende. Y brillando del sol a los rayos entre un mar de verdura se pierden, dividiéndose en limpios arroyos que dan vida a las flores silvestres y en el Sar se confunden, el río que cual niño que plácido duerme, reflejando el azul de los cielos, lento corre en la fronda a esconderse. No lejos, en soto profundo de robles, en donde el silencio sus alas extiende, y da abrigo a los genios propicios, a nuestras viviendas y asilos campestres, siempre allí, cuando evoco mis sombras, o las llamo, respóndenme y vienen. "Yo no sé lo que busco eternamente" Yo no sé lo que busco eternamente en la tierra, en el aire y en el cielo; yo no sé lo que busco; pero es algo que perdí no sé cuando y que no encuentro, aun cuando sueñe que invisible habita en todo cuanto toco y cuanto veo. Felicidad, no he de volver a hallarte en la tierra, en el aire, ni en el cielo, y aun cuando sé que existes y no eres vano sueño! "Dicen que no hablan las plantas" Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros, ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros, lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso de mí murmuran y exclaman: —Ahí va la loca soñando con la eterna primavera de la vida y de los campos, y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos, y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado. —Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha, mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula, con la eterna primavera de mi vida que se apaga y la perenne frescura de los campos y las almas, aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan. Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños, sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?